Seguramente os habéis fijado que hay personas con una piel visiblemente muy castigada por el sol, con arrugas muy marcadas y manchas. Pero también señoras que cada día abusan más de retoques médicos como peelings químicos o láseres, tratamientos ablativos que al final acaban sensibilizando la capa más superficial y que con el frio y los cambios de temperatura se aumenta mucho más la sensibilidad, pudiendo acabar siendo intolerantes a muchos activos
cosméticos con el tiempo.
Las bajas temperaturas deshidratan la piel y bajan las defensas, causando irritación y prurito por la falta de lípidos y sufriendo patologías como eczemas y dermatitis atópica.
Los cambios bruscos de temperatura frío-calor, afectan a las personas con rosácea, pudiendo activar los brotes.